Hola amigos, ¿Serán Armendi y Farbé?, en su investigación.
Hoy os voy a dejar el principio de mi libro «Sangre en el camino»
El grito ensordecedor de una mujer desgarró el silencio apacible de aquella tarde de verano en el cercano bosque de hayas, junto a la pequeña villa de Bussunarits-Sarrasquette. El alarido fue tan intenso que una bandada de palomas torcaces emprendió el vuelo con gran estruendo rompiendo la paz en la frondosidad de las laderas del monte Lauriburu. Fue al atardecer, un poco antes del ocaso. El día había sido apacible y los pájaros, llenos de esperanzas para el día siguiente, parecían entonar los cánticos preparatorios para dormir. El sol estaba a punto de pintar de rojo las crestas de los montes cercanos antes de desaparecer en el horizonte, y el cielo, sobre la cima del monte Lauriburu, estaba comenzando a pintar de escarlatas y amarillos las verdes praderas, cuando la paz se rompió en aquel día de verano.
Aquel idílico crepúsculo era el decorado perfecto bajo el cual la sombra de la tragedia había anidado, haciendo pedazos aquella placentera escena, ensombreciendo la belleza del lugar con el descubrimiento del cuerpo de una joven semienterrada entre la arboleda. Apenas visible sobre la hojarasca, una mano blanca con las uñas rotas se podía adivinar entre las hojas y ramillas de las hayas que el viento había arrancado del árbol. Junto a ellas, los hayucos caídos el año anterior permanecían como testigos mudos de lo que acababa de ocurrir. Las escasas nubes parecían estancadas sobre los montes de alrededor, como señalando el lugar, observando desde su posición la tragedia mundana de aquellos seres inferiores, de aquellos individuos insignificantes que se arrastraban como gusanos por la superficie de la tierra.
Así empieza esta trepidante historia en busca de un psicópata entre los peregrinos que van hacia Santiago.
Espero que os guste.
El próximo día continuaré.
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Hasta el próximo día.
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